Este artículo se basa en una historia, se trata de un niño llamado Mateo de 7 años a quien su maestro le pide que dibuje una mariposa de acuerdo a la figura que le presenta en una fotografía. Mateo en su primer intento no logra acercarse al modelo, su maestro le dice no está mal, para ser tu primer intento y hace que los compañeros de la clase le hagan las observaciones, con toda la retroalimentación que recibe hace su segundo intento y pese a que ha mejorado significativamente con relación al primero aún no ha logrado la excelencia,
Entonces sus compañeros de clase siguen haciendo observaciones y le piden a Mateo que haga un tercer intento el cual pasa a ser mejor, sin embargo, le piden un cuarto intento y con este, logra un dibujo extraordinario. Todos están muy emocionados porque Mateo ha logrado hacer la mariposa cumpliendo con todo el enfoque que le habían dado su maestro y compañeros.
¿Qué nos enseña esta historia de excelencia?
Los compañeros de Mateo son los que han hecho posible que su dibujo llegara a la excelencia, fueron ellos los que le animaron a repetir y mejorar los modelos de la mariposa, los que a través de sus indicaciones precisas permitieron la mejora del dibujo.
Los compañeros se sintieron realmente orgullosos porque les había escuchado de verdad.
Los compañeros son conscientes de que su mejora ha sido muy buena porque han perseveraron en su trabajo, porque fueron honestos con él.
Mateo pudo mejorar su dibujo porque las indicaciones de sus compañeros fueron claras, comprensibles y específicas.
Mateo recibió la mayor de las recompensas, la admiración de sus compañeros.
¿Qué podemos aprender del maestro?
El maestro de Mateo, al ver el primer dibujo, es consciente de que su trabajo con él sólo acaba de empezar. Su primer modelo es sólo un punto de partida, no un punto de llegada. Para la mejora del dibujo, el maestro involucra a los compañeros de Mateo y a partir del segundo dibujo son los compañeros de Mateo, los que enseñan.
El maestro educa al alumno para que no identifique la crítica con el fracaso, sino con la oportunidad, con la oportunidad de mejorar. Y de esa oportunidad salen el resto de dibujos de Mateo.
Los mensajes que le transmite a Mateo siempre son positivos y le felicita por su buen comienzo.
El maestro es agradable con sus alumnos. Su tono es relajado, pausado. Es capaz de decir gracias a sus alumnos cuando estos realizan una buena intervención.
El maestro enseña a sus alumnos no a partir del modelo de la fotografía que deben dibujar, sino a partir de los modelos que Mateo va realizando progresivamente.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
¿Cómo logramos la excelencia educativa?